Luis Enrique Alarcón anda siempre deprisa. El tiempo lo es todo para él y por eso lo aprovecha al máximo. A las 8 de la mañana dicta clases en una academia preuniversitaria del centro de Lima.
Luis Alarcón se preparó en las madrugadas, igual que Juan Vargas, que es invidente. Ambos sacaron más de 17.
Luis Velásquez C.
Luis Enrique Alarcón anda siempre deprisa. El tiempo lo es todo para él y por eso lo aprovecha al máximo. A las 8 de la mañana dicta clases en una academia preuniversitaria del centro de Lima. A las 10 se traslada a Lince para continuar con esta labor (en otro local de la misma academia) y recién a las 5 de la tarde puede regresar a casa.
El encuentro con su familia dura poco porque a las 7 de la noche tiene que salir a trabajar nuevamente. Para variar, en un salón de clases: en el colegio Augusto Salazar Bondy, de San Martín de Porres.
Solo después de las 10 de la noche tiene un tiempo libre que emplea en ayudar a sus hijas con sus tareas escolares, preparar sus clases de Educación Básica Regular, estudiar y leer viejos textos universitarios.
PREMIO AL ESFUERZO
Esas fueron las tareas cotidianas de Luis Alarcón en los meses previos al Concurso Público Docente que rindieron más de 189 mil maestros, a nivel nacional. Y también después, cuando le tocó afrontar la prueba complementaria del concurso, junto a ocho mil maestros aptos como él.
El primer resultado (en marzo) demostró que había hecho lo correcto, aun cuando el esfuerzo fuera enorme… estaba en condiciones de pelear una plaza en la etapa complementaria del Concurso, pues se había quedado cerca (sacó 13.5).
Esto lo empujó a redoblar esfuerzos. "Leí más, dediqué más tiempo a aquellos aspectos que me faltaron y gracias a eso obtuve la nota más alta en este nuevo examen".
Luis Enrique hace un alto a sus labores en la academia donde enseña Razonamiento Verbal, para atender nuestras inquietudes. "El examen fue riguroso. En el primero me encontré con preguntas ambiguas, pero en la nueva prueba (del domingo pasado) todo esto se superó (…) Para mí fue una grata sorpresa ver que el examen tenía un nivel alto. Fue un desafío que decidí enfrentar con responsabilidad y saqué 17.6. Ojalá las siguientes pruebas sean igual de exigentes".
Han pasado solo unos minutos y este profesor de horario corrido tiene que volver a sus labores. Antes de partir confiesa cuál es su máximo sueño. "Ver revalorada la carrera magisterial y que se imponga en el país un sistema educativo capaz de producir profesionales competentes y preparados".
TODO UN EJEMPLO
Igual de destacable es la historia de Juan Carlos Vargas Gonzales, docente con discapacidad visual que quedó en cuarto lugar en la evaluación del último domingo. Obtuvo 17.05 de nota.
Juan se enteró de la noticia por una llamada telefónica que le hicieron desde Lima. "De alguna forma esperaba esto, pues me había preparado a conciencia", señala.
Padece de retinopatía pigmentaria, enfermedad congénita que ocasiona la disminución de la capacidad visual. Ya sólo ve siluetas.
Pero esto no fue impedimento para demostrar que es tan capaz como otros. ¿Alguien lo duda?
LA CIFRA
3,337 maestros rendirán una segunda prueba en 15 días para lograr la plaza.
